Dicen que los atardeceres son bonitos.
Para mi son la nota que acaba la canción del día. El gran golpe final en el que el público hace un OOOOH.
Sería bonito que la vida se acabase en ese OH, pero no, pasa la noche y llega un nuevo día.
Suena el despertador. El público grita GRRR, PUTO DESPERTADOR.
¿Conocéis a alguien que se alegre de madrugar? ¿Nunca os habéis preguntado por qué Dios sólo ayuda a quien madruga? Pues porque en realidad a Dios le gusta dormir la mañana, nos tira de la cama para quedarse él (o ella, que ya había dicho anteriormente que Dios es una mujer) con el lado calentito.
A mi siempre me han dado envidia los de Canarias. Sí, porque se levantan una hora más tarde. Y se acuestan también una hora más tarde, total, es una hora menos.
Los de Nueva York no me dan envidia, me dan pena. Cuando voy a echarme una siesta tras una fabada riquísima, ellos están diciendo: GRRR, BITCH … ALARM DE LAS NARICES. (recordemos que allí hay una gran comunidad latina).
Te deseo muchos atardeceres Kas Naranja y pocos madrugones. Y si Dios no te quiere ayudar, no pasa nada, siempre puedes contratar a alguien para que lo haga. O llamar a tu madre/abuela, que sale más barato.