miércoles, abril 29, 2009

ESTADOS

Si dibujar como el culo estuviera penalizado por la ley, hace tiempo que viviría a la sombra.
Ni siquiera los monigotes me salen bien.
Cuando tengo unos minutillos libres, o necesito hacer tiempo, me entretengo garabateando papeles.
No suelo saber a dónde pretendo llegar. Simplemente comienzo con dos o tres trazos al azar y luego continuo con otros a su lado, y otros más... hasta que se asoma "algo". A partir de ahí intengo que ese algo cobre vida.

En este caso el "algo" es un abanico de sensaciones y sentimientos.
Desde la alegría, la incomprensión, el pasotismo, o la decepción.
Y todos se pueden vivir en un corto espacio de tiempo.
Algo nos puede llevar a la felicidad inmensa e inmediatamente otro hecho nos sumirá en una sensación de fracaso personal. Y todo lo contrario.

Quizás la próxima semana consiga dibujar una cosita intermedia. Un careto con patas que tenga un aspecto neutro. Sin grandes fanfarrias pero sin gotitas de carboncillo que simulen lágrimas.

¿Merece la pena?
Entre mis churridibujos hay más caras sonrientes que tristes. Es la evidencia del ser humano. Que tendemos a un estado de ánimo mejor del que tenemos.
Dibujamos sonrisas como si quisiéramos convertir el papel en espejo.

¿Y tú? ¿qué pintas aquí?

lunes, abril 20, 2009

Cuento (un tiempo después de navidad)

Vivía en una aldea chiquitita un niño con grandes ojos negros. Tan negra era su mirada que incluso sus amiguitos le llamaban "el negro mirón".
Miguel no hacía caso de las habladurías de su aldea. Con sus ojos podía ver el cielo azul, los verdes prados y su columpio favorito, el amarillo que se elevaba más alto que el rojo, y que si le daba mucha fuerza podía incluso tocar las ramas del árbol. Y eso era lo único que le importaba.

Un día sonó el timbre y oyó como su madre discutía acaloradamente con un par de visitantes.
- Buenos días, señora.
- Buenos días, ¿qué se les ofrece?
- Somos los doctores Mulder y Scully. Nos han informado que en esta casa habita un niño con los ojos negros como el azabache y grandes como el sol. ¿Podríamos verle?
- ¿Y por qué querrían verle?
- Estamos interesados en comprarle sus ojos. Una simple operación y un dinero con el que su hijo podría vivir sin trabajar toda su vida.
- ¡Son ustedes unos salvajes... lchsofoiosfjfoikjslj...

Miguel no prestó más atención a la conversación. ¿Quitarle sus ojos? Entonces... ¿cómo podría saber si una chica era guapa?. Ya sabía que Lucía tenía el pelo bonito porque le brillaba al darle el sol. Y sabía que Yessenia nunca llevaba falda porque tenía una pierna de mentira.
¿Y si a él le pusieran unos ojos de mentira?
Yessenia podía caminar, y aunque no corriese tanto como él, ambos jugaban hasta el anochecer.

Esa noche soñó que le ponían unos ojos de juguete. Se los cambiaban por unos chiquitillos y azules ojos de una Barbie.
De repente ya no vivía en su casa. Estaba en la casa de Pin y Pon. La comida eran pequeños trozos de plástico. Sus vecinos no podían doblar brazos ni piernas y en su puerta traía "Granja de Playmobil". Y en su buzón no había propaganda del Carrefour, sino de unos lujosos viajes "Crucero en el Barco Pirata de Playmobil (sus vecinos debian de ser ricos), venga ahora y conozca al verdadero Capitán Pescanova".
Cuando se despertó, abrió sus grandes ojos negros y vio que su tazón de ColaCao no era de plástico, su madre tenía rodillas y codos, y lo más importante: sus ojos seguían siendo negros.

Ese niño creció, estudió y se doctoró en Ciencias Galácticas en la Universidad Power Rangers de Raticulín. Encontró trabajo rápidamente en el Tren de la Bruja, donde le dieron uniforme de Payaso Micolor y escoba de polietileno.
Con los años ascendió a concursante de Saber y Ganar. Allí descubrió su poder para vencer a sus competidores poniéndoles nerviosos con su mirada penetrante. Incluso en el primer programa consiguió que Jordi Hurtado dejase de sonreir 5 segundos. Dicen las malas lenguas que en el plató comenzó a oler mal cuando Miguel miró a la voz en off y ésta, presa del pánico, explotó en sudoración y aguas fecales mayores.

Pero un mal día se cruzó en su camino la bruja Lola que le puso dó vela negra por hacerse sus ojos negros más famosos que sus velas.
Desde entonces su mirada es verdeazulada. Hace 5 meses recibió proposiciones para ingresar en SuperModelo, y cayó en tal depresión que actualmente podemos verle como extra en Callejeros.

Todos podemos ayudar a Miguel.
Por sólo 5837 euros a la semana, apadrina un ex-niño de grandes ojos negros. Él te lo agradecerá y te enviaremos 2 pestañas suyas al año.
Y si llamas ahora, un fantástico monedero con la cara de Jimenez Losantos o un JesExtender seminuevo.