domingo, enero 15, 2012

dejad

El gaitista del pueblu.

Tocaba la gaita y cuanto más soplaba, más hojas se le acercaban.
Y así se convirtíó en el gaitista del pueblu.
Todos los lugareños querían que les limpiase la finca a ritmos de xiringüelu y él, sin un pelu de tontu (por lo menos en la cabeza), les cobraba un potosí (al cambio unos 2500 euros).

No sabemos desde cuando actúa por nuestras tierras. Tiene acento sureño y hay quien dice que le echaron del Sáhara por soplagaitas.
Sus aficiones favoritas son tocar la zambomba, pisar hojas secas y robar sotanas en el Vaticano.
Si tiene usted algún problema y se lo encuentra, quizás pueda contratarlo. ¿O eso era el Equipo A?