jueves, diciembre 09, 2010

Lo que sería...

aburrirse.

¿Quién no se ha puesto a dibujar o garabatear durante una charla soporífera?
Pues imagínate eso después de 7 horas de intenso trabajo, y con una luz tenue.
Afortunadamente nos dieron unos cuadernitos para tomar notas. ¿Notas? ¡Monigotes!

 Primero uno. Luego otro con brazos finos. Luego una mujer.
Una me dijo: ¿quienes son?. "Mejicanitos", respondí sin pensar. Pero no parecían mejicanos. Entonces a uno lo puse a vender melones (en la Riviera Maya vimos más de uno), otro lo atavié con el típico sombrero de ala ancha, y a la mujer al puse a tocar la bandurria mientras menea una manta.
Estaban flotando, así que añadí una raya-suelo. Quedó tipo podium, solo que a alturas extrañas. ¿Qué tipo de competición habrían librado? ¡Vehículos! Necesitaban un medio de transporte. Y se los aparqué debajo.

Luego nos contó la fábula de la ostra y el pez. Una historia de comunicación eficaz. Aquí sí tomé notas, pero a mi manera:

Debíamos hacer una planificación de actuación sobre un problema.
Vale. Alguien no quiere comer, quiere "una pastilla" más, no puede sentarse porque tiene pinchos, no nos mira porque le duele un ojo y la comida sabe mal.
A todo esto, miro a mis compañeras y se encuentran en unas posturas óptimas para el aprendizaje. Me duermo. Me escurro. Me transporto a los mundos de Yupi. ¿Me voy?
Ahora nos manda dibujar. Bajo unas señas. Un cuadrado. Ahora un círculo...
Buah! Me aburro.
Diseño un tanque que de todas las maneras posibles, de todo tipo de problemas, lanza flores, lanza soluciones. Una personita que puede hacer grandes cosas. Avanzando pasito a pasito, rayita a rayita.
Y aquí acaba mi secreto. En ocasiones garabateo.

2 comentarios:

ZARATUSTRA dijo...

No sé la razón por la que se han puesto tan de moda las conferencias,charlas,cursillos,y demás coñazos.
A veces,da la sensación que necesitamos que nos adiestren hasta para clavar una chincheta.
No estoy nada convencido de su eficacia.
La mayoría de las veces,nos machacamos el dedo por empeñarnos en seguir los mandatos del teórico maestro.
Pero lo peor no es eso,pues es más grave que nos lo impartan personas que no están totalmente capacitadas para hacerlo.
Y todavía peor es que no sepan exponerlo con la necesaria claridad y destreza,llevándonos inexorablemente al más seguro de todos los sueños:el aburrimiento.
Qué triste es que una persona se aburra,y más sabiendo que nuestro tiempo es una irrevocable marcha
atrás,que implacable corre su camino para agotar nuestro existir.Como diría Milanés:"que tiempo perdido,que vida quemada,que fín..."
Es preferible el juego involuntario con un lapiz,sobre todo cuando resulta de ello un verdadero tratado sobre "la disipacíón del tiempo inútil"-
Lo que sería aburrido,resulta entonces creativo.
Siendo así,el tiempo no se ha perdido,se ha ganado volviéndolo útil,y la mente del que pinta,se evade del tedio que genera la mala información,o la mediocre exposición didáctica,haciendo así crecer el pequeño universo de tu propio ser.
Yo guardaría todos esos documentos improvisados cuidadosamente,para que en un futuro,puedas ver como un día ganaste tiempo a unos momentos perdidos.
¡Vivan las mentes creativas!
Son el mejor antídoto contra el aburrimiento.
zara

Arimike dijo...

Creo que se me ha malentendido "la creatividad".
El curso sí me resultaba interesante (má o meno) porque se basaba en la psicología, tema que me interesa. Y la chica que lo impartía, lo hacía fácil. Tal vez la parte teórica es un poco tostón (normal), pero necesaria para pasar a la práctica, que fue lo divertido.

La verdad es que siempre me he dedicado a dibujar por los márgenes de los apuntes, libros... Mientras escucho ¿qué hago con las manos?. Dibujo como el culo, lo sé. Tampoco pretendo ser artista de brocha fina. Es solo eso, ganar tiempo a momentos perdidos. Y es que si entiendo de primeras una explicación, la segunda vez me aburro. Necesito acción.

¡Corten!
(vale la toma)